miércoles, 25 de septiembre de 2013

Segunda Jornada “Escuela, Familias y Comunidad”

        El propósito de esta jornada es  generar la reflexión y el debate explicitando las cuestiones que atraviesan la vida escolar, promoviendo en docentes, familias  y alumnos  el cuidado individual, la atención hacia el otro, hacia el prójimo, hacia el igual y hacia el diferente, el respeto a las diferencias como modo de cuidarnos.  Consideramos que  estos temas,  si bien se trabajan en la escuela, debemos   lograr una mayor concientización de su problemática no sólo en los alumnos, sino también en docentes y familias. En muchas ocasiones, nos limitamos a centrarnos en este problema con los alumnos y pensar que es sólo cosa de ellos. Pero la realidad, es que tanto el maltrato, la violencia, el bullying son formas de destrato que indican no cuidarse ni cuidar el otro, que además  tienen detrás una gran cantidad de problemas de base que hay que solucionar.

      Consideramos oportuno esta vez incluir específicamente el tema del Bullying. Actualmente esta forma de maltrato  no distingue personas, ni clases sociales, sino que puede afectar a cualquier niño o adulto en el momento más inesperado. Pensar “en mi familia no podría pasar” es erróneo porque nadie está exento de los problemas de la vida, y este, desgraciadamente se está afianzando cada vez más en nuestra sociedad. Por ello, la comprensión, sensibilización y concientización del bullying debe englobar no sólo a niños sino también a las familias y los docentes  de tal modo que sepan detectarlo a tiempo en caso de que se produzca y tener una base sobre cómo actuar o a quién acudir.
        A través de la lectura de los textos seleccionados proponemos reflexionar junto a los alumnos/as y sus familias acerca de los prejuicios y los miedo que surgen frente a lo desconocido, particularmente frente a quienes pueden aparecer como diferentes, para fomentar la comprensión y la reflexión acerca del impacto de algunas acciones que pueden resultar humillantes para los demás. Al igual que entre  los adultos podemos encontrar, entre los niños y las niñas actitudes de discriminación, maltrato o de rechazo hacia las personas que reconocen como diferentes. Estas acciones pueden expresar  modos de percibir y pensar de los distintos sectores sociales, o bien influencias de los medios de comunicación masiva, entre otros factores determinantes en la socialización de los niños y niñas.
     El primer compromiso de las instituciones que educan a niños pequeños es generar condiciones de confianza, seguridad y bienestar, ofreciendo cotidianamente un clima de afecto por parte de los adultos que cuidan y enseñan, para entretejer con otros, pares y familias, redes de sostén emocional que les permitan a los niños constituirse como sujetos plenos.





ACTIVIDADES:                                                                                                                    
1º GRADO,  2º  y 3º GRADO:
1. Presentar el cuento “CUELLO DURO” Para enriquecer la actividad se propone, que antes del comienzo de la lectura del cuento, se nombre el título, el autor y/o ilustrador. También se puede leer la reseña de la contratapa y si el docente tuviera algún dato curioso del libro o del autor en relación a esa obra podría compartirlo. Esta propuesta puede estar acompañada de algunas sugerencias que permitan dar cuenta de la importancia de la preservación y cuidado de los libros para el trabajo conjunto
2. Volver a narrarlo, comentar qué les pareció, qué les gustó. Releer algún fragmento que los chicos propongan por ser importante, porque les parece interesante, etc.
3. Es importante realizar una reflexión final a modo de síntesis sobre el trabajo llevado a cabo a partir de las actividades. El propósito es enriquecer y complejizar las diversas miradas y consideraciones que se entretejen a partir de los cuidados mutuos y las interacciones cotidianas, pues así es como se pone en juego la transmisión de conocimientos Algunas ideas que promueven la reflexión y el intercambio sobre el cuidado en sentido amplio, pueden abordarse a partir de los encuentros y desencuentros, el descubrimiento de gestos y actitudes del otro, la mirada, la escucha, el hacer conjunto, la confianza mutua y el dejarse acompañar, lo comunitario y demás situaciones que nos llevan a encontrarnos con el otro desde nuevos lugares, generando espacios para redescubrirse.
4. Contar y registrar en forma individual qué cuidados recibimos de:
  •  NUESTROS AMIGOS
  • COMPAÑERITOS DE LA ESCUELA
  •  MAESTROS
  •  PAPÁ
  • MAMA.
  • ABUELOS
  • TÍOS. TÍAS

También los invitamos a que puedan señalar aquello que les preocupa de los adultos.
Compartir lo escrito y/o dibujado, intercambiar ideas, y elegir tres “Me gusta”  de los grandes y tres “No me gusta tanto” para mostrar y contar en la puesta en común con el resto de los grupos, con los docentes y con las familias, en el cierre del encuentro.
5. Dramatizar algún momento dónde se viva una situación de cuidado.
6. Realizar junto a la familia alguna actividad plástica (cada docente propondrá que desea hacer). Reunidos en diferentes grupos, según la cantidad y disponibilidad de espacios y docentes que coordinen la actividad. Sugerimos:
• Conversar sobre lo que les provocó el cuento, qué sensaciones les despertó,  qué ideas destacan y les gustaría recuperar.
• Releer algunas frases del cuento y pensarlas en función del cuidado y la responsabilidad que tienen los adultos con los niños, en particular con los niños de la escuela.

Aaay! ¡No puedo mover el cuello! –gritó de repente la jirafa Caledonia.
Y era cierto: no podía moverlo ni para un costado ni para el otro; ni hacia adelante ni hacia atrás... Su larguísimo cuello parecía almidonado.
Caledonia se puso a llorar. Sus lágrimas cayeron sobre una flor. Sobre la flor estaba sentada una abejita.
– ¡Llueve! –exclamó la abejita. Y miró hacia arriba. Entonces vio a la jirafa.
– ¿Qué te pasa? ¿Por qué estás llorando?
– ¡Buaaa! ¡No puedo mover el cuello!
–Quedate tranquila. Iré a buscar a la doctora doña vaca.
Y la abejita salió volando hacia el consultorio de la vaca. Justo en ese momento, la vaca estaba durmiendo sobre la camilla. Al llegar a su consultorio, la abejita se le paró en la oreja y –Bsss... Bsss... Bsss...– le contó lo que le pasaba a la jirafa.
–¡Por fin una que se enferma! –dijo la vaca, desperezándose–. Enseguida voy a curarla. Entonces se puso su delantal y su gorrito blancos y fue a la casa de la jirafa, caminando como sonámbula sobre sus tacos altos.
–Hay que darle masajes –aseguró más tarde, cuando vio a la jirafa–. Pero yo sola no puedo. Necesito ayuda. Su cuello es muy largo. Entonces bostezó:
–¡Muuuuuuaaa!– y llamó al burrito. Justo en ese momento, el burrito estaba lavándose los dientes. Sin tragar el agua del buche debido al apuro, se subió en dos patas arriba de la vaca.
¡Pero todavía sobraba mucho cuello para masajear!
–Nosotros dos solos no podemos –dijo la vaca.
Entonces, el burrito hizo gárgaras y así llamó al cordero. Justo en ese momento, el cordero estaba mascando un chicle de pastito. Casi ahogado por salir corriendo, se subió en dos patas arriba del burrito.
¡Pero todavía sobraba mucho cuello para masajear!
–Nosotros tres solos no podemos –dijo la vaca. Entonces, el cordero tosió y así llamó al perro. Justo en ese momento, el perro estaba saboreando su cuarta copa de sidra. Bebiéndola rapidito, se subió en dos patas arriba del cordero.
¡Pero todavía sobraba mucho cuello para masajear!
–Nosotros cuatro solos no podemos –dijo la vaca.
Entonces, al perro le dio hipo y así llamó a la gata. Justo en ese momento, la gata estaba oliendo un perfume de pimienta. Con la nariz llena de cosquillas, se subió en dos patas arriba del perro.
¡Pero todavía sobraba mucho cuello para masajear!
–Nosotros cinco solos no podemos –dijo la vaca.
Entonces, la gata estornudó y así llamó a don Conejo. Justo en ese momento, don conejo estaba jugando a los dados con su coneja y sus conejitos.
Por eso se apareció con la familia entera: su esposa y los veinticuatro hijitos en fila. Y todos ellos se treparon ligerito, saltando de la vaca al burrito, del burrito al cordero, del cordero al perro y del perro a la gata. Después, don Conejo se acomodó en dos patas arriba de la gata. Y sobre don conejo se acomodó su señora, y más arriba también –uno encima del otro– los veinticuatro conejitos.
–¡Ahora sí que podemos empezar con los masajes! –gritó la vaca–. ¿Están listos muchachos?
–¡Sí, doctora! –contestaron los treinta animalitos al mismo tiempo.
–¡A la una... a las dos... y a las tres!
Y todos juntos comenzaron a masajear el cuello de la jirafa Caledonia al compás de una zamba, porque la vaca dijo que la música también era un buen remedio para curar dolores. Y así fue como –al rato– la jirafa pudo mover su larguísimo cuello otra vez.
–¡Gracias, amigos! –les dijo contenta–. Ya pueden bajarse todos.
Pero no, señor. Ninguno se movió de su lugar. Les gustaba mucho ser equilibristas. Y entonces –tal como estaban, uno encima del otro– la vaca los fue llevando a cada uno a su casa. Claro que los primeros que tuvieron que bajarse fueron los conejitos, para que los demás no perdieran el equilibrio... Después se bajó la gata; más adelante el perro; luego el cordero y por último el burro. Y la doctora vaca volvió a su consultorio, caminando muy oronda sobre sus tacos altos. Pero ni bien llegó, se quitó los zapatos, el delantal y el gorrito blancos y se echó a dormir sobre la camilla. ¡Estaba cansadísima!


4º y 5º GRADO:
Cuento: Los clavos en la cerca
Érase una vez un chico con mal carácter. Su padre le dió un saco de clavos y le dijo que clavara uno en la cerca del jardín cada vez que perdiera la paciencia o se enfadara con alguien.                                                                  El primer día clavó 37 clavos. Durante las semanas siguientes se concentró en controlarse y día a día disminuyó la cantidad de clavos nuevos en la cerca. Había descubierto que era más fácil controlarse que clavar clavos.                                                 Finalmente llegó un día en el que ya no clavaba ningún nuevo clavo. Entonces fué a ver a su padre para explicárselo.                                                                                                Su padre le dijo que era el momento de quitar un clavo por cada día que no perdiera la paciencia. Los días pasaron y finalmente el chico pudo decir a su padre que había quitado todos los clavos de la cerca.                                                                                       El padre condujo a su hijo hasta la cerca y le dijo:                                                                      - « Hijo mío, te has comportado muy bien, pero mira todos los agujeros que han quedado en la cerca ».                                                                                                              Ya nunca será como antes. Cuando discutes con alguien y le dices cualquier cosa ofensiva le dejas una herida como ésta.                                                                                Puedes clavar una navaja a un hombre y después retirarla, pero siempre quedará la herida. No importan las veces que le pidas perdón, la herida permanecerá. Una herida provocada con la palabra hace tanto daño como una herida física. Los amigos son joyas raras de encontrar. Están listos para escucharte cuando tienes necesidad, te sostienen y te abren su corazón. Enseña a tus amigos cómo les quieres.
ACTIVIDADES:
  1. Lectura, narración del cuento.
  2. Comentar qué les pareció, qué les gustó. Releer algún fragmento que los chicos propongan por ser importante, porque les parece interesante, etc.
  3. Rescatar el mensaje, comentarlo con otras palabras.
  4. Recordar hechos de la vida donde encuentren similitud con lo narrado en el cuento.
  5. Comentar si han vivido situaciones parecidas a las del relato.
  6. Reflexionar y luego registrar en forma grupal  qué cuidados recibimos de:

  • NUESTROS AMIGOS
  • COMPAÑERITOS DE LA ESCUELA
  • MAESTROS
  • PAPÁ
  •  MAMÁ.
  • ABUELOS
  • TÍOS. TÍAS
7.    Que registraríamos para promover en la escuela una convivencia saludable. Redactar consejos.
8.    También los invitamos a que puedan señalar aquello que les preocupa de los adultos.

9.    Compartir lo escrito y/o dibujado, intercambiar ideas, y elegir tres “Me gusta”  de los grandes y tres “No me gusta tanto” para mostrar y contar en la puesta en común con el resto de los grupos, con los docentes y con las familias, en el cierre del encuentro.

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